miércoles, 4 de diciembre de 2013

Del tamborilero al bombillero

"A fines de los años sesenta no había navidad sin Raphael, y no había Raphael sin bronca familiar. Cada vez que aparecía en la televisión mis padres y mi abuela suspiraban, y mis hermanos mayores se revelaban. Aunque ahora me cueste admitirlo, debo confesar que a mí de pequeño me encantaba Raphael y no concebía unas navidades sin el tamborilero como música de fondo."


Cada vez queda menos para la Navidad. Las calles se van llenando de luces, los niños van escribiendo sus cartas, las familias se vuelven locas con los menús para estas fechas y todo se llena de árboles, estrellas y villancicos. En la televisión cientos de espacios emiten un programa especial en el que participan famosos a los que poco se ve a lo largo del año. También son clásicos los Telemaratones,  la Gala inocente-inocente y la revelación de cada cadena de quienes van a recibir al año nuevo en la Puerta del Sol.


Desde mediados de noviembre la publicidad es un gran pilar para estas fiestas. Preciosos anuncios de cavas, felices familias comen turrón porque el niño vuelve a casa, cientos de modelos semidesnudas sueltan frases incomprensibles haciendo referencia a perfumes y muñecas modernísimas (que no tienen porque ser de Famosa) hacen todo tipo de virguerías. Pero sin duda este año un anuncio está dando mucho más que hablar que el resto. El de la Lotería Nacional de Navidad.


Por todos es sabido que por la red circulan tropecientas parodias. Unas más divertidas que otras, la gente se aburre mucho. Son merecidas todas las alabanzas que recibió Pablo Berger después de Blancanieves,  pero creo que esta vez se le ha ido un poco la olla. Dejando a un lado el indiscutible talento musical del que todos disponen y en contra de la afirmación cualquier publicidad es buena publicidad creo que esta participación no ha sido la más acertada. Uno de los más parodiados ha sido Raphael cambiando bombillas, de quien hablaré más adelante. No me gustaría encontrarme con esa versión de Montserrat Caballé de madrugada, Niña Pastori participa más bien poco y Marta Sánchez y David Bustamante resultan de lo más ñoño.

La Navidad es algo que adoras o aborreces. Pero yo debo ser un poco cambiante, ya que va según el día que tenga. No soy muy de adornos ni felicitaciones pero tengo mis costumbres que a ser posible cumplo. Prepararme para salir de casa a ritmo de villancicos, los vinitos de antes de la cena de Nochebuena y el obligado visionado en directo de clásicos infantiles (aunque sea un trozo) como ET, El extraterrestre (que podremos disfrutar este viernes por la mañana en La1), Mary Poppins, Regreso al Futuro o Solo en Casa. En algún momento también disfruto en DVD #relaxingcupofcafeconleche en mano de Casablanca, Qué bello es vivir o Lo que el viento se llevó. Y todos los años me emociono con el final de Love Actually, es algo inevitable. 



Lo que también es de obligado visionado es algún capítulo navideño de los Alcántara. Y al hilo del post, me parece mundial el comienzo del capítulo 13 "Una nochebuena con esperanza". La familia discute en la mesa acerca de los cantos de Raphael, rey de las navidades con su rompompompon, aunque en realidad se está hablando de política (con lo poco que le gustaba en esa época a Antonio). Mientras la familia está hasta el gorro de Carlitos y la zambomba se escucha de fondo el Tamborilero. Herminia y Merche están encandiladas con el dulce joven, Toni e Inés en cambio quieren algo más moderno y variado y Antonio defiende una vez más lo español a lo extranjero. Lo más divertido en mi opinión es la voz en off de un crecido Carlos reconociendo que en aquella época era un gran fan del de Yo soy Aquel.


No dudo que todos son enormes artistas, pero al igual que el último retrato de la familia Real Danesa el anuncio de la lotería de Navidad me parece de lo más siniestro.


 Y a vosotros, ¿Qué os ha parecido? 

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